Críticas de Cine. ‘X-Men. Fénix Oscura’: inmerecido final

Póster de X-Men. Fénix Oscura

Los X-Men se enfrentan a su enemigo más poderoso: uno de sus miembros, Jean Grey. Durante una misión de rescate en el espacio, Jean casi muere al ser alcanzada por una misteriosa fuerza cósmica. Cuando regresa a casa, esa radiación la ha hecho más poderosa, pero mucho más inestable. Mientras lucha con la entidad que habita en su interior, Jean desata sus poderes de formas que no puede controlar ni comprender. Jean cae en una espiral fuera de control haciendo daño a aquellos que más ama y empieza a destruir los lazos que mantienen unidos a los X-Men.

Algunos no lo recordarán o preferirán no hacerlo, pero antes de Iron Man y el MCU, el ahora defenestrado Bryan Singer y Fox devolvieron la fe en el cine de capas y mallas con 'X-Men' y su secuela, abordando el inicio cinematográfico del universo mutante con realismo, emoción y un certero discurso político-social.

Casi 20 años después, con Marvel en lo más alto, Disney monopolizando el entretenimiento y Fox recién incorporada a las filas de la Casa del Ratón nos llega 'X -Men: Fénix Oscura' que supone el desenlace de la franquicia antes de su más que presumible desembarco como parte del Universo expandido del Capi y compañía.

Si algo ha caracterizado a los Mutantes ha sido la irregularidad, capaz de parir grandes películas como las ya citadas X1&2, 'First Class', 'Días del futuro pasado', 'Deadpool' y 'Logan'; otras irregulares como 'Lobezno 1 y 2' y 'Apocalipsis'... Y directamente fallidas como aquella que todos queremos olvidar dirigida por el también defenestrado Brett Ratner.

Sin embargo, era de esperar que el episodio final abrazara lo mejor de estas dos décadas, con Fox sacando pecho ante Marvel con una gran traca final.

Pues no.

'X-Men: Fénix Oscura' juega en la liga irregular, quedándose a medio camino de todos los interesantes objetivos que plantea durante la primera mitad del metraje (pese a algunos momentos vergonzosos como el protagonizado por Rondador Nocturno, Quicksilver y un casco, el indescriptible RastaMutante, los uniformes televisivos y el maquillaje carnavalesco de Mística), y desaprovechando la presencia en pantalla de Sophie Turner y su todopoderosa Jean Grey, tan contundente como en su día fue Famke Janssen, y los también desaprovechados James McAvoy, Michael Fassbender, Jennifer Lawrence y Jessica Chastain, en piloto automático 'mi cheque y pa casa'.

Del elenco adicional, solo Nicholas Hoult le pone corazón al asunto, sabedor de que la fiesta llega a su fin y hay que sacar buena nota con tan longevo y, en general, notable legado.

El cambio de Singer por Simon Kinberg, lejos de traducirse en revolución y energías renovadas, nos muestra un cineasta sin ideas más allá del reciclaje competente .

La aventura es más adulta (por la vía rápida del desfile de clichés), pero también carente de diversión, de épica, de grandilocuencia palomitera en los momentos despendolados; de el tan necesario trazo fino del verdadero conflicto aquí: el de los personajes y sus traumáticas luchas internas en un mundo que siempre temerá lo que no entiende, ni puede controlar.

Ni siquiera disfrutamos de los imaginativos créditos iniciales marca de la casa o la presencia musical de Hans Zimmer, que ha entregado scores (mucho) mejores que éste.

Como película separada, ni ofende ni entusiasma. No es 'X-Men 3' pero tampoco le saca los colores a 'Apocalipsis'.

Como final a dos décadas de Mutantes donde, recordemos, disfrutamos de Stewart, McKellen, Berry, Janssen, Jackman y un largo y talentoso etcétera, 'X-Men: Fénix Oscura' resulta del todo insatisfactoria y anticlimática.

Lo mejor: Sophie Turner, Nicholas Hoult y el rejón nada encubierto al MCU.

Lo peor: la desgana general, las mil manos que se notan demasiado y el insuficiente metraje para una historia con tanto potencial.

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