La crítica de la semana. ‘Alita. Ángel de combate’: ¡un gran espectáculo!
Cuando Alita (Rosa Salazar) se despierta sin recordar quién es en un mundo futuro que no reconoce, Ido (Christoph Waltz), un médico compasivo, se da cuenta de que en algún lugar de ese caparazón de cyborg abandonado, está el corazón y alma de una mujer joven con un pasado extraordinario. Mientras Alita toma las riendas de su nueva vida y aprende a adaptarse a las peligrosas calles de Iron City, Ido tratará de protegerla de su propio pasado, mientras que su nuevo amigo Hugo (Keean Johnson) se ofrecerá, en cambio, a ayudarla a desenterrar sus recuerdos. Cuando las fuerzas mortales y corruptas que manejan la ciudad comienzan a perseguir a Alita, ella descubre una pista crucial sobre su pasado: posee habilidades de combate únicas que los que ostentan el poder querrán controlar a toda costa. Sólo manteniéndose fuera de su alcance, podrá salvar a sus amigos, a su familia y el mundo que ha aprendido a amar.
Que James Cameron se encargue de la producción y participe en el libreto, suele ser garantía de un trabajo bien hecho. Si, además, encarga la dirección a un Robert Rodriguez despejado y dispuesto a mostrar su mejor cara (la de ‘Sin City’), la calidad del producto final parece asegurada.
‘Alita: Ángel de combate’ despeja todas las incógnitas e inquietudes que surgieron entre el público tras el primer teaser y los diversos tráileres: estamos ante un espectáculo visual mayúsculo, donde brilla especialmente la brillante recreación de la protagonista (los ojos digitales más expresivos desde Gollum), con Rosa Salazar aportando humanidad a una Cyborg que trata de encontrar su lugar en el mundo.
La distopía cyberpunk brilla gracias los logrados Cgi, y Rodriguez se esfuerza por regalar a la audiencia enérgicas escenas de acción desenfrenada, que culminan en una melé robótico-deportiva simplemente alucinante.
Como adaptación de una insigne maravilla nipona a manos de Hollywood, seguramente sea la mejor hasta la fecha, con permiso de la reciente ‘Ghost in the shell’, y desde luego patinazos imperdonables como ‘Dragon Ball Evolution’.
Su mayor pero reside en que la historia de orígenes y redención; de buscar un sitio en un mundo hecho pedazos al que no perteneces; encontrar el primer amor, la hermandad, la amistad… la hemos visto mil veces, y no hay una sola innovación dramática cuando la película abandona la pirotecnia para abrazar la reflexión, pese a la aportación del excelente, aunque infrautilizado, reparto.
Con todo, es el mejor Blockbuster en lo que va de año, que bien vale el precio de la entrada. Dos horas de diversión derrite retinas asegurada para disfrutar en pantalla grande, con palomitas al lado y ganas de evadirse.
Lo mejor: la impresionante Alita. Otro personaje digital para el recuerdo, donde la tecnología Sí suma.
Lo peor: nos la sabemos de memoria.
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