Críticas de Cine. ‘Deadpool 2’: maximum effort!
Cuando un súper
soldado aparece para cumplir una misión homicida, Deadpool se ve obligado a
reflexionar sobre la amistad, la familia y qué significa realmente ser un
héroe, todo esto mientras reparte estopa a diestro y siniestro. Porque, a
veces, para hacer lo correcto, tienes que pelear sucio.
Solo
un necio diría, tras el espectacular resultado de la última entrega Vengadora,
que el género de superhéroes, en general, está perdiendo el favor del público.
Entre
tanta amenaza cósmica y peligro para la Humanidad, ese experto en resucitar su
carrera llamado Ryan Reynolds se sacó de la manga 'Deadpool', una comedia
irreverente y gamberra que puso todo patas arriba, encumbrando a Wade Wilson
como el mutante más cachondo y fresco de la Casa de las Ideas.
Como toda segunda
parte, 'Deadpool 2' es más... todo.
Más cara (se nota la confianza
del estudio tras la lucrativa acogida de la primera); más cachonda (hay coñas para partirse de risa sin parar ni un
segundo, empezando por los créditos iniciales hasta las excelentes escenas finales);
más violenta (por suerte Fox y no
Disney manejan el cotarro, por lo que aquí abundan las andanadas de hostias, la
sangre, la muerte y las variadas lesiones); más paródica (Reynolds, sus compañeros de reparto y todo el equipo
se ríen de sí mismos, de la efímera industria del cine y de, prácticamente, todo
lo que les viene en gana); más
escatológica (prácticamente no hay orificio en el cuerpo del que no se haga
un chiste); más friki (es un placer
cazar todas las referencias, o al menos intentarlo) y (mucho) más cómplice con el público (la cuarta pared se rompe
tantas veces que se convierte en marca de fábrica del Mercenario bocazas).
También, entre coña y
coña, se deslizan sin tapujos mensajes que se agradecen en este mundo de postureo constante.
Mensajes que hablan
de tolerancia e igualdad entre las personas.
Dardos
envenenados (pero honestos, muy honestos) hacia las cuotas, los movimientos pro
tal o cual cosa que esconden intereses turbios tras las pancartas por 'La
defensa de turno'.
'Deadpool 2' puede
parecer tonta, pero ni de lejos lo es. Y esa es otra de sus muchas virtudes.
Perder
parte de la frescura de la primera entrega es casi inevitable, pero mantener el
nivel (y superarlo de tanto en cuanto), convierten el regreso del deslenguado
antihéroe en un placer para el público deseoso de divertirse.
Wade la siente más
grande. Nosotros, también.
Lo mejor: los créditos
iniciales, la juerga sin fin y las imperdibles escenas finales.
Lo peor: que no haya más
películas de este tipo entre las entregas serias.
Por: Eduardo Bonafonte Serrano.
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