Críticas de Cine. 'Vengadores. Infinity War': broche de oro a una década de cine
Dos años después de
que los Vengadores se dividieran durante los eventos de Capitán América: Civil
War, Thanos llega a la Tierra para recoger las Gemas del Infinito para un
guantelete que le permitirá doblegar la realidad a su voluntad. Los Vengadores
deben unir fuerzas con los Guardianes de la Galaxia para detenerlo antes de que
su ataque de destrucción ponga fin a la mitad del universo.
Una década lleva
Marvel redefiniendo con acierto el entretenimiento palomitero, quitando el polvo y atrayendo al público mainstream al cine de superhéroes (y
toda la frikilería de merchandising asociada) con un universo cohesionado.
Género el de capas y
mallas donde, hasta entonces, reinaban el éxito intermitente (Superman de Donner,
Batman de Burton y Nolan) y el ridículo
absoluto (Green Lantern, La liga de los hombres extraordinarios, Superman
IV, los Marvels previos), sin un plan
definido y milimétrico que conjugara la diversión con el crecimiento
(económico, sociológico y de reputación) de
la marca.
Hasta sus mayores
detractores
(y la competencia, que les imita mal, siempre por la vía rápida), saben que la fórmula cinematográfica Marvelita funciona a la perfección,
con un pasado que ha arrasado la taquilla, cautivado al público y a gran parte
de la crítica, y un futuro de cielos despejados.
'Vengadores: Infinity
War', es el acontecimiento que tiene que ser, en absolutamente todos los
sentidos, a poco que se haya entendido el plan de Kevin Feige y su equipo.
No es la mejor
película de superhéroes de la historia, ni siquiera la mejor de Marvel pero, sin duda, presume de
una serie de cualidades avaladas por una década de trabajo profesional, honesto
y bien hecho.
Aquí
los hermanos Russo, detrás de las
cámaras, se encuentran en todo su esplendor.
Conocen
el MCU (Marvel Cinematic Universe) de punta a cabo, han dirigido lo mejor de la
Casa de las Ideas, tienen medios para dejarse
llevar y redaños para cruzar los límites de la épica y el drama hasta ahora muy
definidos (regalando escenas de tremendo impacto para el fandom).
Cuentan, además, con
un elenco rodado que domina, entiende y ama cada personaje que le ha tocado en suerte (cuyas desventuras
brillarán más con Alan Silvestri elevando el listón musical).
Robert Downey Jr. y
todos los demás, se han ganado a pulso ser los héroes que encarnan, y dan vida a sus
álter ego con total naturalidad, carisma y oficio, sabedores de la dimensión
del producto.
La presencia en
pantalla de cada uno impacta en la trama, y está medida cronómetro en mano, para
que tengan su momento de brillantez y
hagan valer sus respectivas franquicias.
Otro de los grandes
alicientes de la cinta es Thanos.
Por fín un villano
completo y complejo en Marvel. Implacable, sí, pero con motivaciones y
sentimientos reales, alejados del típico fanatismo de cartón piedra de otros
malos malísimos dentro y fuera del Universo cinemático.
Cada escena donde aparece
el shakesperiano titán loco se nos
queda grabada;
Thanos supone una amenaza muy real gracias al cuidado que el libreto pone en el
personaje, el excelente trabajo técnico y, sobre todo, los matices que le
aporta el siempre acertado Josh Brolin.
Esta
enorme reunión se riega con bienvenido sentido
del humor (en especial por parte de Los Guardianes de la Galaxia), acción a raudales, drama cósmico, guiños,
apariciones de fantasmas del pasado, reverencia a lo mejor de sus referentes
comiqueros y un acabado técnico perfeccionista (solo canta Bruce Banner en
el Hulkbuster. Pero no hay nada, por suerte, al nivel del vergonzoso Bigotegate de 'Liga de la Justicia').
El abultado metraje
pasa en un suspiro, con un abrupto final que, por otro lado, sólo genera en la
audiencia ganas de ver el desenlace de la mayor batalla jamás librada por Los
Vengadores. Escena final incluida.
Reunir a tanto héroe
es, también, el mayor escollo de la película.
Gestionar
la presencia y contribuciones heroicas en un tiempo razonable, conlleva que
algunos Vengadores desaparezcan, otros con más (y menos) películas a sus
espaldas no se desarrollen lo suficiente y algunas situaciones se resuelvan con
excesiva (o muy poca) premura.
Cuadrar el círculo es
imposible, pero intentar acercarse al máximo, cumpliendo con los planes
corporativos y las expectativas del público, valiente y encomiable.
Esto, sin duda, lo
consiguen los Russo, Feige y el reparto y equipo involucrados en la cinta.
Demostrando,
una vez más, que Marvel merece su condición
de sólido referente al que seguir.
Lo mejor: pone un gran broche
a la primera década del MCU.
Lo peor: faltan minutos para
desarrollar algunos personajes, como se merecen.
Por: Eduardo Bonafonte Serrano.
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