Críticas de Cine. 'Proyecto Rampage': cuatro Bestias andan sueltas


Póster de Proyecto Rampage

El primatólogo Davis Okoye (Johnson), un hombre que mantiene las distancias con otras personas, tiene un sólido vínculo con George, el extraordinariamente inteligente gorila de espalda plateada al que ha estado cuidando desde que nació. Pero cuando un experimento genético sale mal, este apacible simio se convierte en una enorme y embravecida criatura. Para empeorar más las cosas, pronto se descubre que existen otros animales con la misma alteración. Cuando estos depredadores alfa recién creados arrasan Norteamérica destruyendo todo lo que interpone en su camino, Okoye se une a un ingeniero genético sin prestigio para conseguir un antídoto y se abre paso en un cambiante campo de batalla, no solo para frenar una catástrofe mundial sino para salvar a la aterradora criatura que una vez fue su amigo.

Más de una vez Dwayne Jonhson ha manifestado que elige sus proyectos pensando en lo que el público quiere ver.

El carismático actor, marca andante y parlante de imponente físico, logra en 'Proyecto Rampage' entregar todos y cada una de las credenciales del 'cine made in The Rock'. 

La aventura del primatólogo y su colega, el gorila albino George, no es solo un canto de amistad animalista donde las Bestias son simples víctimas de la avaricia de los seres humanos, sino también una montaña rusa de acción, humor, violencia y diversión sin paradas.

Echando mano de un guion justito (con varios guiños al videojuego original), pero bien armado y plenamente al servicio de la acción, los cien minutos de metraje de 'Proyecto Rampage' pasan en un suspiro, envueltos en conspiraciones, coñas varias, despliegues militares, tortas y más tortas y la sensación de presenciar un Blockbuster tan efímero como disfrutable.

Mientras que otros cineastas como Michael Bay quieren dotar de entidad algo que no la tiene (los Transformers en caída libre son buena prueba de ello), el director Brad Peyton y su estrella se esfuerzan en divertir al personal con las justas complicaciones, asumiendo los clichés del género y la estupidez general de todo lo que acontece.

El Señor y sus Bestias no es más que la historia de Davis y su amigo primate, envueltos en circunstancias extraordinarias fruto de la absoluta falta de seso de unos malos tan evidentes como tontos (Malin Akerman, pese a su amenazante pose, sella su destino con acciones marca ACME).

En profundidad, evidentemente no soporta análisis alguno, pues la mera premisa es absurda. Pero como vehículo para el lucimiento de Dwayne Johnson y su objetivo principal, que es hacernos pasar un buen rato, cumple con creces.

Lo mejor: su falta de pretensiones, más allá de entretener.

Lo peor: el hermano de la villana parece un descarte de 'Superman IV'.    

Por: Eduardo Bonafonte Serrano.

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