Críticas de Cine. 'Liga de la Justicia': el DCEU sigue dando tumbos
Motivado
por la fe que había recuperado en la humanidad e inspirado por la acción
altruista de Superman, Bruce Wayne recluta la ayuda de su nueva aliada, Diana
Prince, para enfrentarse a un enemigo aún mayor.
Juntos,
Batman y Wonder Woman se mueven rápidamente para encontrar y reclutar un equipo
de metahumanos para combatir esta nueva amenaza.
A
estas alturas, los amantes del Noveno Arte estamos acostumbrados a las
discusiones (casi siempre promovidas por los fans) acerca de las diferencias
entre en el Universo cinematográfico Marvelita (MCU), y su competidor de DC
(DCEU).
Dejando fuera de este Universo a todas las cintas
anteriores a 'El Hombre de Acero', lo cierto es que el DCEU ha dado muchos tumbos
que llegaron a su fin en la estimable y
significativa 'Wonder Woman'.
O
eso pensábamos.
'Liga
de la Justicia', debería ser la mejor película de toda la serie.
Batman, Superman, Wonder Woman, Flash, Aquaman y Cyborg,
juntos contra el mal, tienen la obligación de alucinar al público en
absolutamente todos los aspectos.
Pues
bien, el paso atrás respecto a la aventura en solitario de la Amazona, es
evidente. No es un despropósito, por suerte, como lo fueron
'Batman v Superman' y 'Escuadrón Suicida', pero se notan demasiadas visiones contrapuestas (Snyder, Whedon, los
jerifaltes del estudio...), demasiado tirar de piedras y esconder de manos.
Este
Blockbuster de personalidad múltiple
se esfuerza en divertir, y casi siempre lo consigue. Con
parte de la lección aprendida, 'Liga de la Justicia' no pierde el tiempo
desarrollando malamente (entendiendo esto por cómo los maltrataron en 'Batman v
Superman') a los personajes.
Entra
en harina rápido, presentando a cada nuevo héroe con el tiempo suficiente para
que nos enteremos de su existencia (no tanto, sobre todo en cuanto a Cyborg y
Aquaman) e incluso nos importe un poco su lucha.
Entre los nuevos fichajes, la naturalidad e inocencia del Flash de Ezra Miller nos regala los momentos más entrañables y
divertidos de la función.
Pero
muchos de los peros (atenuados) de 'Batman v Superman' están presentes en la
heroica reunión: inexplicables fallos en el libreto; un
montaje acelerado y caótico; exceso de CGI donde no lucen los millones; la falta de presencia y empuje del Hombre
de Acero (imperdonable la forma en que vuelve a la vida, desaprovechando
una saga comiquera tan rica como 'La
muerte de Superman & El reinado de los superhombres'), con Henry Cavill más soso que nunca y el lastre adicional del borrado
digital de su bigote; ese Batman tan
intenso de Affleck, perfecto en lo visual pero ejemplo del 'quiero, pero no
me dejan ir más allá'; por último,
Wonder Woman, la reina de la función, la líder natural del grupo, brilla mucho
menos que en su película en solitario.
Gal
Gadot se ha hecho con el personaje, y la dignidad de su interpretación es
indudable.
Pero en una película genital, sobran planos de su trasero
y falta recrearse en todos los valores que ejemplifica, tan necesarios para que
'Liga de la Justicia', adquiera el significado del que adolece.
Pese
al claro rumbo Marvelita que toma la cinta (craso error, pues
ambas majors ni son, ni deben de ser
lo mismo), sobre todo en los desenfadados momentos made in Whedon, los contras anteriores se engrandecen por
la presencia del villano más inane de los últimos años: el monigote digital
Steppenwolf, que del gran Ciarán Hinds solo tiene la voz.
Un malo cuya única
motivación es destruir y ya está, rodeado de Parademonios tan monolíticos y
faltos de carisma como su amo.
Como entretenimiento muy ligero, cumple. Nadie se
aburrirá durante sus dos horas de mutilado metraje.
Pero es imposible no sentir que la primera incursión en
la gran pantalla e imagen real de lo más granado de DC, La Liga de la Justicia,
sepa a tan poco, se olvide con tanta facilidad y, a ratos, resulte un
espectáculo tan simple y desganado.
Lo
mejor: Wonder Woman (Gal Gadot), Ezra Miller (Flash) y la BSO de Danny Elfman.
Lo
peor: aún estamos muy lejos de ver una cinta del DCEU que haga
justicia a sus referentes.
Por: Eduardo Bonafonte Serrano.
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