Críticas de Cine. 'Wilson': maldita soledad
Tras la muerte de su
padre, Wilson, más solo que nunca, se propone encontrar a su ex mujer y
recuperar su relación; de ese modo descubre que tiene una hija adolescente que
nació tras la ruptura de su matrimonio y que fue dada en adopción. Wilson
fuerza el reencuentro con su ex mujer y su desconocida hija, pero el soñado
encuentro se alejará bastante de un final feliz.
Entre los eternos
secundarios de lujo, está Woody Harrelson.
Desde
sus comienzos en la mítica 'Cheers', el actor no ha parado, labrándose una
larga y respetable carrera donde, literalmente, ha tocado con soltura todos los
géneros.
'Wilson',
adaptación de la obra gráfica del historietista Daniel Clowes, conserva el espíritu corrosivo y
transgresor de ésta, pasando por los estándares de Hollywood para un
producto pretendidamente 'indie', pero con Major
detrás.
'Wilson' pone en su
entregado actor protagonista toda la fe, confiando en que el oficio y talento de
Harrelson basten para sostener la película.
Lo cierto es que él
cumple a la perfección, al igual que el reparto que le acompaña (cameo de Margo
Martindale incluido), pero Clowes no es tan buen guionista como insigne del
Noveno arte, ni Craig Johnson director suficiente para el peso de una
historia aparentemente pequeña .
Vagando en tierra de
nadie durante la mayor parte del metraje, Wilson no es tan ácida como cabría
esperar, ni tan amable como a veces pretende.
Su radiografía de la
soledad da mucho más de sí, si te tiene la osadía de explorarla con valentía. Hay muchas escenas
con potencial ilimitado, pero ninguna se pule hasta resultar inolvidable.
Aunque parezca
mentira en estos tiempos de hipertrofiados metrajes, a 'Wilson' le faltan
minutos.
Minutos
donde explorar la psicosis del personaje, su extraña relación con el mundo, su
inmadurez y, sobre todo, el viaje hacia el redescubrimiento personal que ocurre
en un suspiro, apenas dibujándose con pasajes relámpago.
Hay un filón por
explotar en 'Wilson', que la sitúe más allá del buen trabajo actoral y el
nítido mensaje que invita a la reflexión.
La
falta de ambición, o de oficio detrás de las cámaras pesan demasiado, dejando en dramedia amable y un tanto tonta
lo que podría haber sido el 'Mejor... Imposible' de 2017.
Lo mejor: Woody Harrelson.
Lo peor: se queda corta,
incluso en metraje.
Por: Eduardo Bonafonte Serrano.
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