Críticas de Cine. 'Fences': el don de la interpretación

Póster en español de Fences

En los años 50, un padre afroamericano lucha contra los prejuicios raciales mientras trata de sacar adelante a su familia en una serie de eventos fundamentales en su vida para él y para los suyos. Denzel Washington lleva al cine una obra de teatro que ya interpretó en Broadway.

La tercera y mejor película de Denzel Washington detrás de las cámaras, es también la menos cinematográfica de su corta pero interesante filmografía.

'Fences', no es una adaptación al uso, sino una pieza teatral filmada, que conserva intactas las razones que ensalzan al teatro... sobre todo, la cercanía y poder de sus interpretaciones.

La cinta reúne el mejor elenco posible en lo que va de año. Actores en estado de gracia que derrochan sinceridad, humanidad, humildad, fuerza... debilidad.

Una historia dura y bella sobre las barreras que construimos para impedir que nos dañen, dañando a otros en el camino.

Las flaquezas y fortalezas de los personajes, sus demonios internos, son tan reconocibles para el espectador como mirarse en el espejo. Es fácil identificarse con este drama de amplio mensaje y moralejas sujetas a múltiples lecturas.

Si hay algo en lo que no se puede juzgar con absolutos es la voluble condición humana. Somos hojas al viento, siempre aferrándonos a aquello que nos da sentido, por pequeño o grande que sea. La fuerza motriz que nos impulsa a levantarnos por la mañana, y seguir luchando por ese trocito de felicidad.

El inolvidable patriarca de esta disfuncional familia, es otra piedra más en el monumento a la grandeza actoral de Denzel Washington que, además, cumple a la perfección la siempre difícil tarea de estar delante y detrás de las cámaras, extrayendo oro en ambos frentes.

Desnudo ante su público, en la cúspide de su genio, con escuderos de lujo a su lado, Washington lo da todo, componiendo un hombre controvertido y carismático, lleno de matices.

Un imperfecto luchador enfadado con el mundo, temeroso de avanzar con los tiempos.

Personaje de esos que se recuerdan mucho más allá de las dos horas y cuarto de metraje, que calan muy hondo.

El único pero de la película reside en su palpable renuencia a asumir el riesgo de convertir teatro en cine. Hecho que espantará a espectadores no acostumbrados a una obra desprovista de artificios y siempre necesitada de nuestra entrega absoluta, para apreciarla en su totalidad.

Con peros como éste, ya saben por qué no deben dejar pasar la oportunidad de disfrutar de 'Fences', durante su paso por la gran pantalla.

Lo mejor: el soberbio plantel de agraciados actores.


Lo peor: está más cerca de Broadway que de Hollywood.

Por: Eduardo Bonafonte Serrano. 

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