Críticas de Cine. 'Underworld. Guerras de sangre': se agotó la fórmula
Nueva entrega de la
franquicia Underworld, en la que la vampira Selene (Kate Beckinsale) deberá
defenderse de ataques brutales de los dos clanes, el de los Lycans y el de los
Vampiros que la traicionaron. Con sus únicos aliados, David (Theo James) y
Thomas su padre (Charles Dance), ella debe detener la guerra eterna entre
Vampiros y Lycans, aunque signifique tener que hacer un último sacrificio.
A
estas alturas de la guerra entre Vampiros y Licántropos, muchos esperábamos un
desenlace a las aventuras de Selene. Un broche digno que cerrara el círculo y
nos dejara un buen sabor de boca en una saga que, en general, ha superado en
todos los aspectos a su competidora: el 'Resident Evil' de Alice y compañía.
Pues
bien, ni el viaje se acaba ni podemos
alegrarnos de presenciar una buena entrega de la franquicia.
En
'Underworld: Guerras de Sangre' todo
ocurre porque sí y con desgana: la melé entre las dos razas se reduce a una
disputa barriobajera donde cada uno se limita a fardar de 'lo grande que la
tiene' en un saloncito muy cuco, dejando fuera del conflicto al anonadado
espectador que, incapaz de conectar, se ve abocado a presenciar los grandes
éxitos de anteriores entregas, dispuestos sin gracia ni oficio en ésta.
Ni siquiera la
presencia de Kate Beckinsale salva los muebles: su Selene está tan
cansada y perdida como todos sus compañeros de reparto (lo de Theo James y su
pose de 'muñeco Ken', es de juzgado de guardia), nuevos y viejos.
Si
el carisma, oficio y empuje de la actriz sirvió para tapar los agujeros de
anteriores entregas, aquí se reducen al mínimo imprescindible: al recitar con
desgana las frases de un libreto imposible.
Por
si esto fuera poco, al espectáculo,
de tan mal montado y filmado que está por la televisiva Anna Foerster, se le ven las costuras, acrecentando su
condición de serie B donde se repiten ad
infinitum decorados, vestuarios y postureos.
Todo
enlatado sin imaginación pero con mucha cara, fotocopiando con poco toner esquemas de insignes fantásticos
(ejército vampírico de 'Elfos' hippies
incluido).
Noventa
minutos desperdiciados con (hay que tener valor) final abierto.
Salvo
milagros artísticos acaecidos en la siguiente película, 'Underworld' está tan muerta como sus protagonistas.
Lo mejor: el prólogo.
Lo peor: su exasperante
desgana.
Por: Eduardo Bonafonte Serrano.
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