Críticas de Cine. ‘Billy Lynn’: la guerra, esa mierda
Billy Lynn, basada en
la alabada novela superventas de Ben Fountain, está narrada desde el punto de
vista del soldado de 19 años Billy Lynn (el debutante Joe Alwyn) quien, junto
al resto de los soldados del pelotón Bravo, se convierte en un héroe tras una
angustiosa batalla en Irak y lo llevan temporalmente de vuelta a casa para que
realice una gira de la victoria. Por medio de flashbacks, que culminan en el
grandioso espectáculo del descanso de mitad del partido de fútbol americano del
día de Acción de Gracias, la película va desvelando lo que realmente le sucedió
al pelotón y muestra el claro contraste entre la realidad de la guerra y las
percepciones de los americanos.
Hagámonos una
pregunta:
¿los occidentales somos unos críos, engañados por tantas motos que nos venden y
compramos, obligados a crecer en otros recónditos lugares?
En
una memorable escena de 'Billy Lynn', Vin Diesel suelta al joven soldado
condecorado tan cruel realidad. Una
realidad acomodada, mediatizada, continuamente matizada por el bombardeo de
información interesada, dirigida a que lo que es, lo percibamos como lo que no es.
'Billy Lynn' es el
drama bélico más antibelicista de los últimos años. Su narración
desprovista de efectismos, de épica, tan anclada en contar la historia con los
pies en la tierra, alejándose de los heroicos estándares del género, incomodará
a muchos puristas, que confunden el fondo con la forma. A los demás, los que le den la oportunidad de mirar más
allá de la 'idea romántica de la trinchera', les cautivará.
El
acertado cast exhibe una naturalidad nada
interpretativa, que hace que conectemos de inmediato con la historia. Es
muy difícil hacer un papel como si de un documental se tratara. Garret Hedlund, el debutante Joe Alwyn e
incluso el casi siempre hiperbólico e insoportable Vin Diesel, consiguen
trasmitir la realidad de una guerra, sin reventarlo todo con pirotecnia (el
sobrio diseño de producción supone todo un acierto) ni alentar el (falso)
discurso de los grandes héroes americanos.
Ang
Lee se moja, y lo hace desnudando de toda parafernalia la realidad de los
veteranos. Una realidad que gusta solo si está bien envuelta, con cheerleaders, pop stars, barras,
estrellas, música a bombo y platillo... todo
el ruido posible para que los árboles no nos dejen ver el bosque y
nosotros, cómodos y aniñados occidentales, pensemos en la guerra como algo
crepuscular, heroico, bonito... tan efímero como los cinco minutos de fama del
ídolo de barro de turno.
No
hay nada bonito, salvo los lazos de camaradería de este grupo de soldados.
Quizás la más duradera e inquebrantable, por estar forjada en un lugar donde
nadie en su sano juicio, realmente, querría ir, sabiendo lo que allí le aguarda.
Ninguna película de
Michael Bay
y otros fanboys del ejército, que
pintan maniquíes y no personas, homenajeará
con tanta amplitud de miras a los hombres y mujeres (de cualquier país con
fuerzas armadas), que se juegan la vida
en el campo de batalla.
'Billy
Lynn' es una pésima película bélica... pues te cuenta la guerra de unas
personas normales que, obligadas por las circunstancias, dejan de serlo. Sin
rápidos combates a lo saltimbanqui, ni cámaras lentas, ni la sensación
adrenalítica de 'flipar' a lo Call of duty.
Todos deberíamos
verla, para quitarnos tantas y tantas gilipolleces mediáticas, edulcoradas, larger than life... de la cabeza.
Lo mejor: lo que ves, es lo
que hay.
Lo peor: muchos confundirán
el fondo con la forma.
Por: Eduardo Bonafonte Serrano.
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