Críticas de Cine. 'Inferno': la Humanidad es una plaga
Robert Langdon, el
famoso profesor de simbología (nuevamente interpretado por Tom Hanks) se
encuentra tras el rastro de una serie de pistas conectadas con el mismísimo
Dante. Cuando Langdon despierta con amnesia en un hospital italiano, hará
equipo con Sienna Brooks (Felicity Jones), una doctora de la que él espera le
ayude a recuperar sus recuerdos. Juntos recorrerán Europa en una carrera a
contrarreloj para desbaratar una letal conspiración global. Adaptación del
best-seller homónimo de Dan Brown.
Si
Robert Langdon se levantara una mañana y dijera: 'quiero una aventura a lo
Jason Bourne, pero de letras y sin
partirle la cara a nadie'... 'Inferno' sería su película.
La
tercera entrega de la franquicia es
también la más divertida, trepidante, 'tonta' y autoconsciente de la saga.
A
estas alturas, Ron Howard posee el
bagaje suficiente detrás de las cámaras como para entretener al espectador
durante dos horas, sin esfuerzo y con lo mínimo; Tom Hanks (incluso en esta versión desganada y un tanto aburrida de
su genio habitual) sostiene la película
sin despeinarse (figuradamente), acompañado de la emergente Felicity Jones
y unos cuantos secundarios habituales... y solventes.
Si olvidamos la vacuidad
de lo que acontece
(tanto en cuanto a la amenaza real en forma de visionario megalómano y zumbado+ virus que arrase la Humanidad,
como en la enésima tontuna pseudo-histórico-religiosa que tan bien explota Dan
Brown), y pasamos de puntillas sobre el grueso trazo de las relaciones
románticas y los rocambolescos giros de guión, pasaremos un rato muy agradable, imbuidos de la energía del
frenético viaje de Langdon.
Un
camino repleto de paisajes maravillosos (la
fotografía es, sin duda, la mejor baza de la cinta), pasadizos secretos,
acertijos y símbolos, que recorrer como solo este dios de la simbología sabe:
en peligro, con todo en contra, algún chascarrillo aquí y allá... y a la
carrera.
Si supone el broche
de oro a la traslación fílmica de la obra de Brown, 'Inferno' es dignísima.
Si
se trata de un punto y seguido... quizás el bueno de Robert necesite otro largo
descanso, antes de volver a rizar el rizo de sus andanzas.
Lo mejor: la fotografía y las
vívidas alucinaciones del Doc.
Lo peor: las piruetas de un
libreto imposible.
Por: Eduardo Bonafonte Serrano.
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