Críticas de Cine. 'Election. La noche de las bestias': ultraviolento final
Han pasado dos años
desde que el ex sargento de la policía Leo Barnes (Frank Grillo) decidió no
vengarse del hombre que mató a su hijo. Ahora Barnes dirige el equipo de
seguridad que se encarga de proteger a la senadora Charlie Roan (Elizabeth
Mitchell), una candidata a la Presidencia que reivindica la supresión de La
Purga anual, que consiste en permitir, una noche al año, cualquier actividad
criminal, incluso el asesinato. Roan considera que esta práctica perjudica
sobre todo a los necesitados y a los inocentes. Pero, inesperadamente, una
traición los deja completamente desprotegidos en las calles. solo tienen dos
alternativas: mantenerse con vida hasta el amanecer o ser sacrificados por sus
pecados contra el Estado.
Idealismos
aparte, es imposible refutar un hecho: las
Democracias modernas, de una forma u otra, están en manos del Capitalismo.
Lobbys (grupos de presión),
donantes, Corporaciones y demás fenómenos pervierten el juego político, convirtiendo
la búsqueda del bienestar de la mayoría y el servicio público... en la consecución de los intereses de unos
pocos.
'Election:
la noche de las bestias' ahonda en la sátira distópica ya vista en las dos
entregas anteriores, recrudeciendo el
discurso político- social en una fábula tan brutal, explícita, ultraviolenta e
hiperbólica como reconocible a poco que extrapolemos el día a día de
nuestras enfermas Sociedades.
Como en las
precedentes, hay multitud de aciertos en ésta: los Padres Fundadores y sus
satélites con ánimo de lucro a costa de los más débiles; el turismo asesino; la
paranoia generalizada; el hombre sin cadenas que saca a pasear al animal; la
instrumentalización de la religión para respaldar cualquier atrocidad, el
oportunismo de los voraces y polarizados medios de comunicación...
Estaríamos ante la
mejor Purga si DeMonaco no patinara, sobrepasando el ridículo, con dos elementos
imprescindibles para que una cinta perdure en el recuerdo: el aterrador mensaje
se diluye por obra y (des) gracia de un
libreto tremendamente irregular, donde abundan las líneas de diálogo
absurdas ('¡ese es mi negro!') que provocan sonrojo.
Además,
los nuevos personajes están tan
instalados en el cliché y el tópico (muchos podrían formar parte de las melés
destructivas de Roland Emmerich) que sabemos con demasiada antelación qué
van a hacer en cada momento (¿cuántos tenderos idénticos al encarnado por Mykelti Williamson hemos visto repetirse en
las salas de cine?), lo que resta
enteros cuando la historia llega a su cantado final.
Como enésimo reflejo
de lo peor de nosotros mismos, 'Election' merece un visionado.
Pero
si algo nos enseña DeMonaco con el cierre de su Trilogía, es que ya es hora de 'purgar' la Purga.
Lo mejor: la aterradora
moraleja.
Lo peor: demasiados diálogos
'de besugos' y personajes desdibujados.
Por: Eduardo Bonafonte Serrano.
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