Críticas de Cine. 'Infiltrados en Miami': buddy movie del montón

Póster de Infiltrados en Miami

Ben (Kevin Hart), que trabaja como guarda de seguridad de un instituto, lleva dos años intentando demostrar al condecorado detective James (Ice Cube) que su adicción a los videojuegos no le impide estar a la altura de Angela (Tika Sumpter), hermana del policía. Después de que la academia de policía acepte a Ben, este se convence de que ya se ha ganado el respeto del detective y que ahora podrá casarse con Angela. James sabe que la única forma de descubrir si Ben está realmente a la altura es llevándole a patrullar con él, y le invita a hacerlo en un turno diseñado para aterrorizar al novato. Pero cuando los acontecimientos les llevan ante el mayor delincuente de la ciudad, James comprobará que la labia de su compañero es tan peligrosa como las balas.

Para justificar una comedia de personajes contrapuestos obligados a entenderse, han de cumplirse ciertas condiciones: que entre ellos haya química; el humor fluya de forma natural; el villano no sea un payaso y la historia nos interese un poquito.

Así, hay películas y series que funcionan a la perfección cumpliendo la fórmula con nota ('Arma letal', 'Hawaii 5.0', 'La Jungla de Cristal') y otras que ejemplifican el triste 'quiero y no puedo' del que tiene los ingredientes en la cocina pero no sabe hacer ni un bocadillo.

La que nos ocupa, sin ir más lejos.

'Infiltrados en Miami' (secuela de 'Vaya patrulla' o 'Ride -borrachera del traductor- along') reúne de nuevo a dos pesos pesados del entretenimiento fast food Usa: el rapero/magnate del show business Ice Cube (gracias por tu talento musical, que no interpretativo) y Kevin (dice mi madre que soy el nuevo Eddie Murphy) Hart, en una aventura de poli hiperprofesional, cansino novato, nerd salido (el cachondo Ken Jeong de 'Resacón en las Vegas'. Lo mejor de la función) y bellísima agente letal (Olivia Munn) plagada de topicazos que se ven venir a kilómetros.

El funcionamiento del cuarteto recuerda a Gibson-Glover-Pesci-Russo, pero sin gracia, compenetración y un tal Richard Donner al timón.

Acción no falta, aunque lastrada por la estupidez generalizada y la sobreexposición del desatado Kevin Hart (su rollo convierte el mayor histrionismo de Martin Lawrence en algo comedido) que funciona muy de vez en cuando.

Si añadimos al menú la imperturbable cara de 'no me pidas más, que yo rapeo' de Ice Cube, las machaconas canciones que parecen sacadas del Manual 'para hacer una peli de éstas' y la plana, planísima dirección de Tim Story (sí, el figura que parió las dos primeras entregas de los 4 fantásticos), el hartazgo está servido.

Seguramente funcionará de maravilla en su país de origen (también lo hacen los mil churros de Tyler Perry), pero con la oferta que hay en cartelera, no pierdan el tiempo.

Lo mejor: Ken Jeong.


Lo peor: ¿originalidad? Ni está ni se la espera.

Por: Eduardo Bonafonte Serrano.

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