Críticas de Cine. 'The Lady in the Van': una vida aparcada
Narra la historia
real de la Señora Shepherd que aparcó su furgoneta al lado del camino de
entrada de la casa de Alan Bennett y se quedó a vivir en ella durante 15 años.
Adaptar
a la gran pantalla las memorias de cualquier personaje público siempre es
complejo: ser totalmente veraz puede tirar por tierra la obra, logrando que
pierda la 'magia del cine'; por otro lado, edulcorarla demasiado obtiene,
paradójicamente, el mismo efecto.
Por
suerte, 'The Lady in the Van' abre fuego con un sencillo pero clarísimo
planteamiento: 'esto es una historia real... en su mayor parte'.
Con
el contexto ya establecido, podemos disfrutar de una 'dramedia' negra, ácida,
molesta y doscientos por ciento británica; también, tremendamente emotiva y
entrañable.
En
las grandes ciudades donde todo va a hipervelocidad, vemos a diario gente sin
hogar. Seres humanos con una historia detrás, un camino recorrido que les ha
llevado hasta allí.
Sin
hacer sangre ni aprovechar el vergel del sensacionalismo facilón, la película
muestra las secuelas de la vida en la calle, sin lazos que unen pero, también,
sin ataduras ni filtros.
Gente
desnuda en cuerpo y alma, libres de las convenciones sociales que nos
constriñen, sepultando nuestro verdadero yo bajo toneladas de reglas a seguir
para no ser un paria.
La
señora Sheperd está a vueltas de todo. Dice y hace lo que le viene en gana y,
cuando no la dejan, no duda en agitar las conciencias de los burgueses,
apelando a su condición de anciana homeless
con picaresca y mala leche.
'The
Lady in the Van' retrata nuestra Sociedad y sus tabúes a través de la mirada de
la magnífica Maggie Smith, que reflota una y otra vez la película cuando el
libreto, y sus compañeros de reparto, no dan para más.
Recuerden:
si tienen presente que es una historia 'casi' real, disfrutarán de lo lindo las
desventuras de una señora repelente que, un buen día, decidió hacerle la
existencia interesante a un snob neurótico
que vivía tan ricamente... a medias.
Lo mejor: Maggie Smith.
Lo peor: seguramente la parte
'real' de la historia, sea mínima.
Por: Eduardo Bonafonte Serrano.
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