Críticas de Cine. 'Kung Fu Panda 3': magia visual sin chispa
Cuando
el durante mucho tiempo perdido padre de Po aparece de repente, el dúo ya
reunido viaja a un paraíso secreto de pandas para conocer a montones de nuevos
e hilarantes osos. Pero cuando el villano sobrenatural Kai comienza a recorrer
toda China venciendo a todos los maestros de kung fu, Po deberá hacer lo
imposible: aprender a entrenar a una comunidad repleta de divertidos y torpes
hermanos para formar el equipo definitivo de Kung Fu Pandas.
En su lucha encarnizada por el reinado digital, una de las
mejores franquicias que posee Dreamworks Animation (junto a 'Cómo entrenar a tu
Dragón') es 'Kung Fu Panda'.
Las andanzas del achuchable
Panda Po, reconvertido en maestro del Kung Fu, no solo han hecho las
delicias de los más pequeños en las dos entregas anteriores, sino que han
divertido al público adulto, derritiendo sus retinas con imágenes para el
recuerdo, moralejas bienintencionadas y mucho sentido del humor.
Si la fórmula funciona, no la cambies. El desenlace de la
Trilogía oriental puede jactarse de un buen uso del 3d (imprescindible verla
con las gafas puestas) para potenciar la historia.
Ésta no es una película tuneada por motivos meramente comerciales: 'Kung Fu Panda 3' brilla
con luz propia en la tercera dimensión, regalándonos magníficos planos que, además,
se alternan a la perfección con el 2d.
El impresionante despliegue visual vale, con creces, el
precio de la entrada.
Pero ¿hay algo más aparte de su calidad técnica y
envidiable producción que se zambulle en el preciosismo artístico de la cultura
asiática?
Sí, y no.
Abundan los nuevos personajes y escenarios, pero se sostienen sobre tópicos
y sucesión de gags más (y/o menos)
acertados, que se van deshinchando y entrando en territorios predecibles
conforme avanza el metraje.
La diversión no para en ningún momento, pero se aprecia
el cansancio de la franquicia, cuya broma central (un Panda patoso llamado a
ser el Guerrero del Dragón) no alcanza para una Trilogía, por muy vistosa que
ésta resulte.
El viaje de autodescubrimiento de Po ha finalizado. Para
bien, y a tiempo.
Mejor terminar en lo más alto que estrellarse engordando
la gallina de los noodles de oro.
Lo
mejor: el 3d, magnífico.
Lo
peor: el agotamiento de la fórmula es evidente.
Por: Eduardo Bonafonte Serrano.
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