Críticas de Cine. 'Hotel Transilvania 2': ¿segundas partes nunca fueron buenas?
Todo parece estar cambiando a mejor en el Hotel Transilvania... La rígida política de “sólo para monstruos” establecida por Drácula para el hotel, se ha relajado por fin y se han abierto las puertas también a huéspedes humanos. Pero, de ataúdes para dentro, Drácula está preocupado al ver que su adorable nieto Dennis, medio humano y medio vampiro, no muestra signos de ser vampiro. Así que mientras Mavis está ocupada visitando a sus suegros humanos en compañía de Johny –e inmersa ella misma en su propio choque cultural– el abuelito Drácula recluta a sus amigos Frank, Murray, Wayne y Griffin para hacer que Dennis pase por un campamento de “entrenamiento de monstruos”. Lo que ellos no saben es que el gruñón padre de Drácula, Vlad, está a punto de visitar a la familia en el hotel. Y cuando Vlad descubra que su bisnieto no es de sangre pura –y que los humanos también son ahora bienvenidos en el Hotel Transilvania– las cosas se van a poner complicadas...
Cuando, como crítico, puedo rebatir un axioma del Séptimo Arte ('segundas partes nunca fueron buenas'), no solo me siento feliz, sino que reafirmo mi confianza en la magia del cine.
Y más cuando hablamos de la segunda entrega de un quiero y no puedo llamado 'Hotel Transilvania'.
El director Genndy Tartakovsky y los productores Adam Sandler y Robert Smigel dan esta vez en el clavo, planteando una comedia amable de apabullante belleza visual, ternura que no empalaga, moraleja transparente pero efectiva y ritmo endiablado.
La incursión en la familia del pequeño Dennisovich detona una sucesión de gags acertados, equívocos humano-monstruo continuos y el inapelable reinado cómico de Drácula que, en esta ocasión, se ve muy bien acompañado por sus amigos del Hotel (desarrollados en todos los niveles sin apegarse a los tópicos de la primera entrega), protagonistas de varios momentazos a lo largo del metraje.
Además, los nuevos personajes (sobre todo el bisabuelo Vlad y su sirviente Bela) enriquecen la historia, siendo más que meros adornos que toda segunda entrega parece llevar de serie.
La fórmula de la primera se expande con acierto aquí.
Cierto es que cumple con el canon de ser más grande, más cara... más de esto y más de lo otro pero, también, estamos ante una película que quiere divertir al espectador grande y pequeño durante noventa minutos, sin que mire el reloj y salga de la sala satisfecho, moviéndose entre el humor desorbitado y el ridículo sin naufragar.
¿La diferencia con 'Hotel Transilvania'? Que ésta consigue lo que se propone. ¿No es razón suficiente para darse un paseo por los Cárpatos?
Lo mejor: que supera, con creces, a la primera entrega.
Lo peor: que Vlad y Bela no gocen de mayor protagonismo ¿los veremos en la tercera entrega?
Por: Eduardo Bonafonte Serrano.
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