Críticas de Cine. ‘Golpe de estado': si no piensas, la disfrutas
¿Owen Wilson protagonizando un thriller de acción?
La respuesta afirmativa a esta insólita pregunta puede espantar más espectadores que una repentina sequía palomitera.
En esta ocasión, sin embargo, Wilson no solo abandona su vis cómica y cumple en el papel de atribulado padre en una situación imposible, sino que también lo hace su familia.
‘Golpe de estado’ enerva y te mantiene pegado a la butaca, siempre y cuando olvides las neuronas en casa, asumas la cantidad de incoherencias que ocurren y te tapes la nariz ante la almibarada relación paterno-filial, que es tan vomitiva como cabría esperar cuando hay niños de por medio, cuyas líneas de diálogo se limitan a ‘sálvame (pucheritos), papi’.
Mucho que asumir, sin duda.
Pero, si se hace el esfuerzo, la cinta de Wilson y Brosnan trascurre en un suspiro, cumpliendo con solvencia los dictámenes del correcto thriller.
Hora y media de acción descabellada, realista y progresiva, donde los malos son muy malos, sádicos y violentos y los buenos… inmaculadas y achuchables monadas.
Políticamente estúpida (cuando Pierce Brosnan abre la boca, por muy en su salsa que esté en modo antihéroe, la tontuna de su personaje crece sin remedio ), su principal atractivo está en ver cómo esta familia media made in USA intenta por todos los medios salir de un hervidero sin sentido,
renunciando a su humanidad en pos de la pura y simple supervivencia a cualquier precio.
No pasará a la historia por su lucidez, pero arrancará unos cuantos improperios, complicidad y odio ante la barbarie que se ve en pantalla y, durante el clímax, más de uno se agarrará al brazo de su pareja, extasiado, en un final de infarto a lo ‘Rocky IV’ que nos mantuvo, como aquí, en vilo.
La olvidarán en cuanto se enciendan las luces pero, mientras tanto… ¡menudo viaje!
Lo mejor: te mantiene en vilo.
Lo peor: las infantiloides relaciones paterno filiales y el abuso (a veces ridículo) de la cámara lenta.
Por: Eduardo Bonafonte Serrano.
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