Hablando de Series: 'True Detective', segunda temporada... rendirse ante la evidencia
Dicen que las comparaciones son odiosas.
Y también dicen que segundas partes nunca fueron buenas.
Ambas afirmaciones, son falsas casi siempre. En el caso de 'True Detective', hay que rendirse ante la evidencia: la segunda temporada es peor que la primera... que no mala.
Podría decir 'y punto', y terminar aquí esta opinión, pero uno ¡no es tan vaguete!
En la primera temporada de la serie asistimos a un acontecimiento catódico muy importante, donde confluyeron varios hechos que son difícilmente discutibles.
1) Woody Harrelson y Matthew McConaughey, tras unas carreras irregulares (la del primero mejor que la del segundo) se sacaron de la manga dos papelones harto interesantes donde, además, no rehuyeron el riesgo que suponía cambiar de registro. El dúo protagonista derrochaba química; dos personajes rotos y llenos de matices, cuyas peculiaridades supusieron más de la mitad del éxito de la serie.
2) 'True Detective' en su primera temporada, era rara de narices. No busquéis ningún elemento peyorativo en esta afirmación. La mimada factura del show, su intrincado argumento, la opresiva y decadente atmósfera... no se veía nada tan extrañamente atrayente y magnético en televisión desde el 'Twin Peaks' de David Lynch.
3) En la primera temporada, la sorpresa estaba servida, sin forzar los acontecimientos. Nic Pizzolato creó un producto fluido y maravilloso, que alcanzó el clímax con maestría narrativa. Una prueba más de que, en televisión, la cuadratura del círculo era (y es) posible.
Ahora vamos con la segunda temporada.
Peor, sí, mala... no. Si no hubiera con qué compararla, estaríamos ante un drama policial por encima de la media.
Pero sí tenemos con qué compararla. ¿Qué es, entonces, lo que falla en la segunda entrega?
1) El elenco no es tan bueno. No hay duda de que el cuarteto protagonista se arriesga (sobre todo Vince Vaughn, que cambia radicalmente de rollo) pero sus personajes, aún siendo complejos, están plagados de topicazos. No hay nada peor que verlos venir a kilómetros o sobreactuar a ratos.
2) Está llena de altibajos. Mientras que en la primera todo ocurría con fluidez, in crescendo, la segunda temporada es una auténtica montaña rusa de calidad, yendo de lo notable a lo mediocre y terminando, además, de una forma poco satisfactoria (no voy a destriparos nada).
3) ¿Por qué llamarla, siquiera 'True Detective'? La pregunta no es baladí: dado que el cambio es total, lo ideal sería cambiar el título o añadirle una coletilla que preparara al espectador para algo diferente, sin que, de manera inconsciente, éste buscara continuamente la comparación con la temporada anterior. Pensadlo, no es una tontería.
4) La banda sonora. Para empezar, el tema central (de Leonard Cohen, para más inri) se pasa de rarito, y más con el alucinógeno (aunque currado, no me entendáis mal) despliegue visual:
Además, los temas episódicos resultan repetitivos y machacones, haciendo que el conjunto musical pierda fuerza en el batiburrillo.
En suma, la segunda venida del cristo de Pizzolato no os aburrirá, pero tampoco os contentará al nivel que, por ejemplo, 'Better Call Saul' consigue respecto a 'Breaking Bad'.
A la tercera ¿tendré que callarme la boca?
Ojalá, Detectives, ojalá.
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