Críticas de Cine. 'Vengadores, la era de Ultrón': sobredosis
Cuando Tony Stark intenta reactivar un programa caído en desuso cuyo objetivo es mantener la paz, las cosas empiezan a torcerse y los héroes más poderosos de la Tierra, incluyendo a Iron Man, Capitán América, Thor, El Increíble Hulk, Viuda Negra y Ojo de Halcón, tendrán que afrontar la prueba definitiva cuando el destino del planeta se ponga en juego. Cuando el villano Ultron emerge, le corresponderá a Los Vengadores detener sus terribles planes, que junto a incómodas alianzas llevarán a una inesperada acción que allanará el camino para una épica y única aventura.
Como entretenimiento, 'Vengadores: la era de Ultrón', no tiene desperdicio.
No hay un momento de respiro en la secuela que, de nuevo, reúne a lo más granado de la factoría Marvel, con Joss Whedon al timón. El esquema de la primera entrega se repite: acción a raudales, humor y desarrollo de los personajes encaminado a las próximas citas cinematográficas.
A estas alturas de las segundas partes cinematográficas, es casi una perogrullada decir que 'La era de Ultrón', es más grande que su predecesora: hay el doble, incluso el triple, de todo.
A veces funciona (las coreografías de acción, sobre todo las que involucran al grupo al completo, son una auténtica maravilla) y en otras no (la historia familiar de Ojo de Halcón, la relación de la Viuda Negra y Hulk, la descafeinada y poco inspirada banda sonora...).
Además, el villano de la función, Ultrón (cuya génesis se gestiona en lo que te tomas dos cafés), palidece frente al siempre bienvenido Loki.
Apenas un fulano robótico con ínfulas de conquistador que, realmente, nunca llega a suponer una amenaza ante la sobredosis de héroes con los que batirse el cobre.
Pese a todos los destrozos de mobiliario urbano (en la vida real, ningún Gobierno querría tener cerca a tipos con capas y mallas patrullando sus ciudades, pesadillas vivientes para cualquier aseguradora), los Vengadores no tienen rival, venga de donde venga.
Señor Whedon, un consejo: para generar tensión y preocupación por los destinos de nuestros héroes, es conveniente que en algún momento la amenaza parezca real.
Si no, pim pam pum, más pim pam pum, traca final... y cada uno para su casa, Reino mítico... o donde sea.
Lo mejor: los chascarrillos de Tony Stark.
Lo peor: la sobredosis de héroes no ayuda.
Por: Eduardo Bonafonte Serrano.
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