Críticas de Cine. ‘El libro de la vida’: escribe tu propia historia
La película cuenta el viaje de Manolo, un joven torero que se debate entre cumplir con las expectativas de su familia o seguir su corazón y dedicarse a su verdadera pasión: la música. Antes de escoger el camino que seguirá, emprende una aventura recorriendo tres mundos fantásticos, donde tendrá que superar sus peores miedos. Producida por Guillermo del Toro.
Si Tim Burton tuviera pasaporte mejicano, y pasara por sus mejores momentos de explosión creativa, seguramente se llamaría Guillermo, de apellido del Toro.
El incombustible cineasta produce ‘El libro de la vida’, y su inconfundible sello impregna cada minuto del metraje.
Esta película no es una propuesta animada más ‘para niños con algún guiño ocasional a los padres’: al principio, la apabullante y preciosista propuesta visual (anclada en la tradición mejicana respecto a la celebración del ‘Día de los muertos’) y el prólogo de la historia nos desconcertarán, hasta el punto de no saber qué camino tomará la cinta: ¿festivo, macabro; para niños, para adultos?
Una vez asumido que estamos ante un producto diferente y arriesgado (sobre todo en la liga del cine familiar ‘convencional’) es imposible no sucumbir a las virtudes del triángulo amoroso de María (una mujer de armas tomar adelantada a su tiempo, que ejemplifica el feminismo no radical), Manolo (un hombre que lucha contra su destino y herencia) y Joaquín ( héroe por accidente provisto de un valor que no es realmente suyo) y sus poderosos mensajes de superación, amor y esperanza.
El virtuosismo visual compensa casi siempre las convenciones y ñoñerías del predecible libreto (donde todo lo vemos venir a kilómetros); los desenfadados números musicales enmascaran ciertas arritmias en la narración y, para finalizar, el (excesivo) uso de hipérboles y lugares comunes pretenden ( y a veces consiguen) que miremos para otro lado ante los defectos de la historia.
Aún así , ‘El Libro de la vida’ avanza firme durante sus agradables 95 minutos, que trascurren sin que echemos un vistazo al reloj. Además… asumiendo el riesgo que supone hacer una película ‘para niños’, donde muchos peques se harán pipí mientras sus padres responden, atribulados, a las preguntas sobre la muerte.
Del Toro, puñetero geniecillo, tenías que ser tú.
Lo mejor: la preciosa propuesta visual.
Lo peor: predecible de punta a cabo.
Por: Eduardo Bonafonte Serrano.
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