Críticas de Cine. ‘Big Eyes’: ¿sin pasión, hay Arte?
Narra la historia de Margaret y Walter Keane. En los años 50 y 60 del siglo pasado, tuvieron un éxito enorme los cuadros que representaban niños de grandes ojos. La autora era Margaret, pero los firmaba Walter, su marido, porque, al parecer, él era muy hábil para el marketing.
Tim Burton aparca su estrafalario y gótico universo para traernos un Biopic que aborda el fraude perpetrado por Walter Keane, artista del engaño que aprovechó el talento de su mujer para convertirse en leyenda.
‘Big Eyes’ camina por los mismos territorios intimistas y amables que ‘Ed Wood’, pero muy lejos de la alocada y conmovedora excelencia de ésta.
Formalmente, la cinta tiene muy pocos peros: un libreto sólido; dos protagonistas capaces rodeados de lujosos secundarios; un diseño de producción excepcional; el gran Danny Elfman y su enésima banda sonora para el recuerdo…
Sin embargo, Burton parece más preocupado de que no se note que ha salido de su tétrica zona de confort, de que todo esté en su sitio pese al hábitat distinto… que de imprimir pasión a la historia.
Esa clase de pasión que orbita alrededor de todo Artista que se precie, siempre en el filo de la navaja.
‘Big Eyes’ se ve incapaz de emocionarnos.
La monotonía narrativa de Burton sepulta el potencial de la película, que sólo levanta el vuelo cuando las señas de identidad del Cineasta afloran de verdad (en pasajes como el juicio o la debacle familiar de Keane en su casoplón).
Aunque hemos de reconocer el esfuerzo del director por escapar de su propia leyenda llena de casas encantadas, brujas y vampiros, de poco sirve el empeño si, en el camino, pierde el humor, la garra, la locura y, sobre todo, la pasión que ha inundado las grandes joyas de su filmografía.
Sin pasión, señor Burton, no hay Arte.
Lo mejor: los intermitentes momentos Burtonianos.
Lo peor: es tan monótona que llega a aburrir.
Por: Eduardo Bonafonte Serrano.
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