'Hablando de Series': 'Orange is the new Black'... enjauladas

Hay series que pueden crear legiones de seguidores y, también, de detractores. La mayoría de las veces esto es buena señal, porque deja patente que la indiferencia no va con ellas.

Esto es lo que ocurre con 'Orange is the new black', pero hay más: puedes odiarla y amarla en el mismo episodio, episodio tras episodio, temporada tras temporada.

La trama es sencilla: una niña pija de pasado chungo ingresa en una cárcel de mujeres por un año, dejando a su novio tontorrón fuera y enfrentándose a los rigores de la cárcel y sus compañeras de celda (entre las que se encuentra su ex y compañera de delitos) y vida, cada una con su propia y triste historia.

Los caminos de la vida que les llevaron a la cárcel, en forma de flashbacks, se intercalan con la vida en el centro, donde se suceden un sinfín de situaciones disparatadas.

A ratos, 'Orange' es una comedia negra. A ratos, es un rollo pasteloso en plan 'Anatomía de Grey'; a ratos se pone calenturienta con los rollos bollos/ guardas-reclusas/ guardas-guardas; a ratos adopta un tono reivindicativo y social, retratando un bestiario completo de seres y estares... a ratos es tremendamente compleja, y a ratos sorprendente en su simplicidad y estupidez.

Lo mejor de esta serie tan irregular está en sus personajes.

Todos y cada uno de ellos, desde su protagonista Piper Chapman (Taylor Schilling) hasta la Rusa Red (Kate Mulgrew) son odiosos, carismáticos, atrayentes, capaces de lo mejor y lo peor sin perder la jeta en el proceso.

Estén dentro o fuera de la alambrada, todos viven aprisionados, enjaulados, desesperanzados. Desesperados por encontrar algo de luz.

Aunque un episodio se haga largo o extremadamente corto; aunque a veces te den ganas de matar al guionista o te sonroje la dosis de sexo, escatología o estupidez gratuita.... Aunque Jason Biggs aparezca en cada episodio para demostrar que solo puede hacer un papel (consistente en 'American Pie', aledaños y semejantes) y lo demás le supere; suceda lo que suceda en cada capítulo, los personajes nos capturan, con el influjo suficiente como para seguir la temporada y esperar con ansias la siguiente.

Para aquellos que aún no la hayan visto, una recomendación: paciencia. Dejen respirar al Show. Si con cinco o seis episodios aún no se han enganchado, otra recomendación: desistan, porque ya no lo conseguirán.

Una serie diferente, con tantos fallos como aciertos pero, también, credenciales sobradas como para no pasar desapercibida.

Los animales enjaulados esperan... dentro y fuera de los muros.