Críticas de Cine: 'Matar al mensajero': detrás de la noticia

Basada en la historia real del periodista estadounidense Gary Webb, que puso en evidencia las conexiones de la CIA con el mundo de la droga y demostró que los barrios negros del país fueron inundados de crack en medio de un narcotráfico destinado a abastecer de dinero y armas a la CIA.

Tener a Michael Cuesta (responsable de ‘Homeland’) en la dirección, Jeremy Renner como estrella principal y un guión sólido basado en hechos reales que soporten la dramatización, presagiaba lo mejor para ‘Matar al Mensajero’.

En esta ocasión, las expectativas se cumplen.

Estamos ante un thriller con la figura del Periodista de altura, el que lo arriesga todo en pos de la verdad, como protagonista indiscutible.

El Gary Webb encarnado por el magnífico Jeremy Renner (protagonista de ‘En tierra hostil’, que renueva su casillero de papeles para el recuerdo) está hecho de la misma pasta que los Woodward y Bernstein de ’Todos los hombres del Presidente’.

Su inquebrantable persecución de la verdad se dará de lleno con el Periodismo como poder fáctico y con las cloacas de una administración (la norteamericana) y sus servicios de inteligencia, cuyo lema es que ‘el fin justifica los medios’.

Un largometraje vibrante, enérgico, comprometido.

Dirigido con mimo y repleto de grandes interpretaciones, ‘Matar al mensajero’ huye de efectismos y giros imposibles. Su director se mantiene fiel a la historia, dejando que hable por sí misma, destapando otra alcantarilla más en los tejemanejes de la hermética CIA.

Película de visionado obligado para cualquier fan de las buenas historias, del Cine como algo más que el digno vehículo de entretenimiento; el arte capaz de remover nuestras conciencias, denunciar atrocidades y dejar patente una vez más que hay noticias demasiado reales y peligrosas… para ser contadas.

Por suerte, siempre habrá Periodistas comprometidos con la profesión que no teman correr el riesgo.

Lo mejor: Jeremy Renner.

Lo peor: que no haya más películas así en cartelera.

Por: Eduardo Bonafonte Serrano.