Críticas de Cine. ‘Coherence’: Schrödinger y la obra maestra


Fue en Finlandia, en 1923. El paso de un cometa hizo que los habitantes de un pueblo quedaran completamente desorientados, hasta el punto que una mujer llamó a la policía alertando de que el hombre que estaba en su casa no era su marido. Décadas más tarde, un grupo de amigos recuerda este caso mientras cenan, brindan y se preparan para ver pasar un cometa. ¿Puede acaso repetirse la misma historia?

Prácticamente desde su fundación, la Ciencia-ficción ha utilizado como elemento vertebrador el recurso de los universos paralelos, donde versiones de nosotros mismos hacen las cosas de manera sensiblemente diferente, resultando una versión, y un universo, completamente nuevo.

En esta ocasión, en su primera película el director James Ward Byrkit utiliza el concepto del gato de Schrödinger (una caja cerrada con un gato en su interior, una botella de gas venenoso y un dispositivo con una partícula radiactiva. Hay un 50% de posibilidades de que la partícula se active en un tiempo, y otro 50% de que no. Pasado ese tiempo, existen las mismas posibilidades de que el gato esté vivo, o muerto) para contarnos la típica cena de amigos la noche que un cometa atraviesa la tierra, desatando extraños fenómenos…

Totalmente alejada de la pirotecnia y los efectos visuales, ‘Coherence’ se apoya en un guión muy sólido, una narración pausada y realista que va colocando piedra sobre piedra, llevando al espectador desde la festividad del feliz y amigable encuentro hasta la paranoia y la desesperación y, sobre todo, un elenco de intérpretes entonados, dispuestos a dar lo mejor de sí mismos, tirando de oficio y naturalidad.

La planta baja de una casa de clase media y la típica calle de barrio residencial americano es todo lo que necesita el director para regalarnos noventa minutos de thriller inteligente, que aprovecha cada recurso y genera la tensión sin efectismos baratos que desvíen la atención del relato.

Todo lo que necesitamos está en los personajes. En los seres humanos como tú y como yo y sus comportamientos en situaciones de estrés y peligro, cuando sacan lo mejor (y también lo peor) de su condición.

Smartphones que dejan de funcionar, luces que se apagan, medios online desconectados incapaces de darnos las respuestas… Si nuestra acomodada vida occidental, tal y cómo la conocemos se desmorona ¿qué haremos al respecto? ¿Cuándo abandonaremos la racionalidad para pasar a la animalidad y la desesperación?

Lo mejor de la película es que, sin duda, las acciones de los personajes serían muy parecidas a las nuestras, en cualquiera de los Universos posibles donde, de repente, todo se fuera al carajo.

No se la pierdan. Como mínimo, hay un 50% de posibilidades de que les cautive…

Lo mejor: te mantiene pegado a la butaca.

Lo peor: el final se ve venir.

Por: Eduardo Bonafonte Serrano.

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