Críticas de Cine: ‘Un viaje de diez metros’: la comida son recuerdos


Una familia india se traslada a Francia y abre un restaurante enfrente de un restaurante francés con estrellas Michelín.

Todos necesitamos comer. Algunos lo hacen por necesidad, encontrando en la comida sólo el sustento. Otros, sin embargo, disfrutan comiendo.

Es entonces cuando la comida se convierte en algo más y la cocina, en un templo capaz de albergar innumerables placeres para el paladar.

Historias que van de plato en plato, mucho más allá de la alimentación del cuerpo… tocando la fibra de nuestra alma, han formado parte del Séptimo Arte, constituyendo un género en sí mismo.

‘Un viaje de diez metros’, tiene la alta cocina como telón de fondo para contarnos una amable historia de pérdida, dolor, amor, redención, sacrificio y, también, los encuentros y desencuentros del cruce de dos culturas totalmente opuestas, al ritmo de la comedia romántica.

Lasse Hallström, todo un maestro atrapando ese ‘algo más’ que esconden los fogones, se apoya en un reparto espectacular, bien avenido y compenetrado (con la dura y a la vez entrañable Helen Mirren a la cabeza) para hacer de su película un viaje que nos provocará más de una sonrisa, nos retrotraerá a los sabores que marcaron nuestras vidas y, sobre todo, nos proporcionará dos horas de cine disfrutable de principio a fin.

Un plato muy rico que demanda ser degustado.

Lo mejor: deja buen sabor de boca.

Lo peor: a ratos su buenismo empalaga, y se olvida con facilidad.

Por: Eduardo Bonafonte Serrano.

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