Críticas de Cine: ‘Les doy un año’: muy divertida… ¡y original!


Desde que se conocieron en una fiesta, la ambiciosa Nat (Rose Byrne) y el novelista en ciernes Josh (Rafe Spall) han sido increíblemente felices a pesar de sus diferencias. Josh es más reflexivo, Nat es más activa, pero la chispa entre ellos es innegable. Su boda es un sueño hecho realidad, pero nadie – ni la familia, ni los amigos, ni si quiera el cura que les casa – está convencido de que vayan a durar. La ex novia de Josh, Chloe (Anna Faris), y el atractivo cliente americano de Nat, Guy (Simon Baker), podrían ser alternativas tentadoras. 

La comedia inglesa siempre ha caminado un par de pasos por delante de su “prima” yanqui. Pero, en los últimos años (salvo notables excepciones como ‘Love Actually’ o ‘Una cuestión de tiempo’) resultaba difícil encontrar una película que realmente se diferenciara con ese extra de calidad tan característico del cachondeo made in Gran Bretaña.

Pues bien, se acabó la espera.

‘Les doy un año’, no es sólo una Comedia escandalosamente divertida, muy bien escrita, mejor interpretada y provista de todos los elementos idiosincráticos del cine british.

Además, se puede vanagloriar de coger los dogmas del género y ponerlos patas arriba, alumbrando una comedia romántica donde el quid de la cuestión no está en las mil peripecias de la pareja de turno en busca del happy ending, sino en dos historias de amor en torno a un matrimonio imposible.

A muchos les desagradará la moraleja que subyace en el mensaje final, porque esperarán algo ‘diferente pero igual’ a lo que la Industria nos ha acostumbrado. Querrán un Cuento de Hadas al uso, aunque se haya embarrado en el camino.

Sin embargo, lo mejor de ‘Les doy un año’ es ese punto de subversiva originalidad que tiende hacia el realismo mientras (eso sí) nos partimos de risa con los acertados gags y la magnífica interpretación del cuarteto protagonista.

Ácida, inteligente, brillante y, en el fondo, la más lúcida visión de las relaciones amorosas humanas que ha dado el género en los últimos años, en nuestro vertiginoso e hipertrofiado Occidente.

No se la pierdan. A saber cuándo veremos otra igual.

Lo mejor: es muy original.

Lo peor: alguna concesión al absurdo mononeuronal y zafio.

Por: Eduardo Bonafonte Serrano.

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