Críticas de Cine: 'La gran seducción': : benditos actores
Los habitantes de un pequeño pueblo tienen que encontrar a un médico si quieren que una empresa construya una fábrica en la zona. La tarea se le encomienda a Murray French (Gleeson), que elige a Paul Lewis (Kitsch). A partir de ese momento, todos los vecinos intentan seducir al Paul para que se quede con ellos de forma permanente.
En ocasiones, es mejor empezar con el gran Pero: 'La gran seducción' es un Remake casi literal de la película homónima de 2003.
Dicho esto, para quienes no hayan visto la primera y gusten de las comedias repletas de grandes actores, preciosos entornos, costumbrismo y un poco de dramedia al estilo 'Full Monty', están de enhorabuena.
La cinta de Don McKellar puede jactarse de reunir y compenetrar al ya consagrado Brendan Gleeson con el joven (y necesitado de una película diferente) Taylor Kitsch. Sin duda, ambos intérpretes son lo mejor de la película, insuflando vida a dos personajes perseguidos por sus propios demonios que, además, están rodeados de variopintos y entrañables secundarios.
El Drama de los habitantes del pequeño Tickle Head, incapaces de subsistir por sí mismos, derrotados, condenados a vivir del Estado, sirve de punto de partida a una serie de situaciones estrafalarias en torno a las vicisitudes de un engaño orquestado por pueblerinos de buena voluntad pero pocos medios, que harán lo posible y lo imposible para amarrar a un joven médico de ciudad en horas bajas.
Los renos de 'Doctor en Alaska' dan paso a los peces. La clase obrera que quiere sentirse útil y viva, sigue siendo la protagonista. Los encontronazos culturales y equívocos varios, están servidos.
'La gran seducción' es una película amable, placentera, llena de buenas intenciones... encantadora.
¿Que resulta difícil de creer lo que pasa? Pues sí, sobre todo en momentos cogidos con calzador. ¿Qué se parece demasiado a la original? Cierto, pero eso no le resta un ápice de su solidez y magnetismo.
Si quieren disfrutar dos horas de Cine con mensaje, contemplar un montón de actores mayúsculos y de paso reírse a gusto, ésta es su película.
Lo mejor: Gleeson, Kitsch y el Cricket.
Lo peor: se parece demasiado a la original.
Por: Eduardo Bonafonte Serrano.
¡Me gustó! En esta nueva versión seguimos sin salir de Canadá, aunque cambiamos el francés por el inglés. La propuesta actualizada de Don McKellar nos vuelve a situar en un pequeño pueblo costero de Quebec, donde sus habitantes tratarán de ‘seducir’ al nuevo doctor para que se instale permanentemente. Este remake se gana a pulso la categoría de ‘cine para toda la familia’ gracias a los recurrentes tópicos y divertidas escenas que se suceden sin cesar. Sin embargo, la película vuelve a caer en los tópicos propios de las películas rurales, como la idea de que la gente verdaderamente auténtica vive en los pueblos. En definitiva, nos presenta un pueblo hecho a la medida del personaje de Taylor Kitsch ( quien por cierto, participa en la segunda temporada de True Detective, luciendo más guapo y delgado), pero realmente trata de convertirse en el destino perfecto para el espectador. Ver esta propuesta nos asegura, dos horas de deliciosa comedia rural, junto con unas irresistibles ganas de viajar lejos de la gran ciudad.
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