Críticas de Cine: 'Begin again': buena letra, buena música


Nueva York es el nuevo destino de la pareja musical y sentimental formada por Greta y Dave, que va a rubricar un contrato con un importante sello discográfico. La idea siempre fue triunfar como dúo pero, sin asimilar el éxito, Dave abandona a Greta cuando se convierte en una estrella. Traicionada y deprimida, Greta, comienza a cantar en un bar hasta que un caótico y trasnochado productor musical, venido a menos, se convierte en su "mecenas" particular para darle una nueva oportunidad a su vida. 

¿A quién no le gusta escuchar una buena canción?; ¿cuántos de nosotros nos hemos visto identificados en la letra y la música de nuestros temas favoritos que nos han marcado para siempre, protagonizando momentos capitales en nuestras vidas?

John Carney sigue la estela de 'Once' en 'Begin again', una cinta que canta al amor de verdad, sin exceso de azúcar ni los clichés propios de la comedia romántica donde todo ocurre como en un cuento de Hadas.

Su película nos engancha porque lo que les ocurre a los personajes, la humanidad que transmiten, sus risas y sus lágrimas, pronto se convierten en las nuestras. Mark Ruffalo vuelve a componer un personaje extraordinario, cargando sobre sus hombros con todo el peso de la función, bien acompañado por un reparto en estado de gracia y destilando química con Keira Knightley que, en esta ocasión, resulta incluso soportable. Sus mohínos tics interpretativos siguen ahí para enervarnos pero, por suerte, canta (muy bien) más que habla.

La espectacular selección de canciones se complementa con un libreto sólido, aunque plagado de lugares comunes.

Con todo, 'Begin again' es, probablemente, la mejor película con la música como motor desde su citada hermana gemela 'Once' y la magnífica 'Casi famosos' de Cameron Crowe.

Todo lo que somos incapaces de decir sobre el amor, la pérdida, la vida... suele complementarse con una buena canción.

'Begin again' es un canto al amor maduro hecho película. Una explosión de honestidad, buen rollo, frescura y desparpajo.

Lo mejor: la reflexión sobre el actual mundo musical, la superlativa selección de canciones y Mark Ruffalo, magnífico.

Lo peor: la barba de Adam Levine. Una auténtica aberración hipster.

Por: Eduardo Bonafonte Serrano.

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