Críticas de Cine: 'El cielo es real': ama a tu prójimo
Un padre de un pueblo pequeño debe encontrar el coraje y la convicción para compartir con el mundo una extraordinaria experiencia que ha cambiado la vida de su hijo Colton Burpo: tras una operación en el hospital el pequeño, de tan solo 4 años, afirma haber estado en el cielo y haberse sentado en el regazo de Jesús. Al principio todos creen que son imaginaciones del niño, pero éste demuestra saber cosas que no debería saber...
Es difícil afrontar la crítica de una película que habla sobre cuestiones inherentes al ser humano, sin dejarse llevar por ellas. La vida, la muerte, el amor, el sacrificio, la existencia de un (cada uno que ponga la Deidad o creencia que desee) ALGO superior... en definitiva, la disección de nuestro Yo más íntimo, el que nos atormenta tanto como nos define. Partiendo de una historia real (la de un niño de cuatro años que tiene una experiencia cercana a la muerte y, al volver, afirma haber estado en el cielo, con inquietantes detalles)
Randall Wallace elabora un drama amable e inspirador, apoyado en la religión católica como trasfondo, pero ajeno a cualquier adoctrinamiento. Aquí el Dios Cristiano no es el bueno, y los demás los malos. Wallace cuenta la historia dentro de un contexto pero sin pontificar, ahondando en las consecuencias de la posibilidad de que todo aquello en lo que creemos pueda existir de verdad, y ponga nuestro mundo patas arriba.
¿Y si el Dios de cada uno, el Paraíso de cada uno, realmente nos esperara al morir? ¿Tomaríamos las mismas decisiones?; ¿amaríamos y odiaríamos igual?; ¿nuestro destino sería el mismo, si supiéramos de antemano qué nos espera al final del túnel? Éstas son sólo algunas preguntas que lanza la cinta, invitándonos a la reflexión íntima, a enfrentarnos a nuestros miedos y nuestras dudas.
Pero, sobre todo, 'El cielo es real' habla del 'Dios' que está en las pequeñas cosas: el llanto de un niño; el amor de tus seres queridos; el certero cirujano que salva la vida de otra persona, la mano tendida cuando uno cree que todo está perdido. La cinta de Wallace, sus maravillosos intérpretes y el calado del mensaje valen cada euro de la entrada.
Greg Kinnear vuelve a demostrar por qué es uno de los actores más queridos y dotados de Hollywood (atentos a la bellísima escena con Margo Martindale en el camposanto), acompañado de un elenco inspirado, entregado, convincente... humano, con todo lo que conlleva.
¿El cielo es real? No lo sé, pero les aconsejo que empiecen a buscar la respuesta a esa pregunta mientras ven una gran película.
Lo mejor: la moraleja, apta para cualquiera.
Lo peor: que se acabe tan pronto.
Por: Eduardo Bonafonte Serrano.
Es difícil afrontar la crítica de una película que habla sobre cuestiones inherentes al ser humano, sin dejarse llevar por ellas. La vida, la muerte, el amor, el sacrificio, la existencia de un (cada uno que ponga la Deidad o creencia que desee) ALGO superior... en definitiva, la disección de nuestro Yo más íntimo, el que nos atormenta tanto como nos define. Partiendo de una historia real (la de un niño de cuatro años que tiene una experiencia cercana a la muerte y, al volver, afirma haber estado en el cielo, con inquietantes detalles)
Randall Wallace elabora un drama amable e inspirador, apoyado en la religión católica como trasfondo, pero ajeno a cualquier adoctrinamiento. Aquí el Dios Cristiano no es el bueno, y los demás los malos. Wallace cuenta la historia dentro de un contexto pero sin pontificar, ahondando en las consecuencias de la posibilidad de que todo aquello en lo que creemos pueda existir de verdad, y ponga nuestro mundo patas arriba.
¿Y si el Dios de cada uno, el Paraíso de cada uno, realmente nos esperara al morir? ¿Tomaríamos las mismas decisiones?; ¿amaríamos y odiaríamos igual?; ¿nuestro destino sería el mismo, si supiéramos de antemano qué nos espera al final del túnel? Éstas son sólo algunas preguntas que lanza la cinta, invitándonos a la reflexión íntima, a enfrentarnos a nuestros miedos y nuestras dudas.
Pero, sobre todo, 'El cielo es real' habla del 'Dios' que está en las pequeñas cosas: el llanto de un niño; el amor de tus seres queridos; el certero cirujano que salva la vida de otra persona, la mano tendida cuando uno cree que todo está perdido. La cinta de Wallace, sus maravillosos intérpretes y el calado del mensaje valen cada euro de la entrada.
Greg Kinnear vuelve a demostrar por qué es uno de los actores más queridos y dotados de Hollywood (atentos a la bellísima escena con Margo Martindale en el camposanto), acompañado de un elenco inspirado, entregado, convincente... humano, con todo lo que conlleva.
¿El cielo es real? No lo sé, pero les aconsejo que empiecen a buscar la respuesta a esa pregunta mientras ven una gran película.
Lo mejor: la moraleja, apta para cualquiera.
Lo peor: que se acabe tan pronto.
Por: Eduardo Bonafonte Serrano.
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