Críticas de Cine: ‘Los juegos del hambre: en llamas’: rendidos ante Jennifer Lawrence


Tras sobrevivir a los Juegos del Hambre, los adolescentes del Distrito 12, Katniss Everdeen y Peeta Mellark, desfilan como vencedores por el resto de distritos de Capitolio. Recibidos como auténticos héroes, son el símbolo de los rebeldes que pretenden acabar con el Gobierno del Capitolio. El presidente Snow quiere vengarse del dúo y organiza otra competición: el Vasallaje de los Veinticinco, donde los últimos ganadores de los Juegos del Hambre se enfrentan entre sí por la supervivencia final.
Hay dos grandes hechos en ‘Los juegos del hambre: en llamas’, que saltan a la vista a las primeras de cambio.
Primero, la secuela es muy superior al original. Segundo, Jennifer Lawrence es la mejor Katniss Everdeen posible y, también, la razón de que la Saga fantástica juvenil, en su vertiente cinematográfica, gane enteros respecto a los Crepúsculos, Cazadores de Sombras, Percy Jacksons y demás pretendientes al trono que dejó Harry Potter.
Francis Lawrence se revela como un Director mucho más capaz para estas lides que Gary Ross, y opta por sacarle partido a la evidente dimensión política y social de la obra de Suzanne Colins.
A través de las vivencias de Katniss y Peeta, Lawrence reflexiona sobre las aristas de un Estado totalitario cimentado en la represión, donde los juegos no son más que Pan y Circo para mantener a las masas temerosas, y anestesiadas.
Y es aquí cuando Katniss y la excelente actriz que la encarna cobran absoluta relevancia. Jennifer Lawrence hace de esta Arquera tan comprometida como sexy la piedra angular de la película, ganándose a pulso la simpatía e implicación del público.
Con sus miradas, sus movimientos y su solvencia (se nota que ha ganado un Oscar. El primero de muchos, esperemos) interpretativa, capaz de aguantar el envite a actores de la talla de Donald Sutherland y Philip Seymour Hoffman, la joven actriz pone la guinda al pastel de una segunda entrega de mayor envergadura en todos los sentidos respecto a la estimable, aunque a ratos perdida, predecesora.
Francis Lawrence combina el estilo decadente del insaciable Capitolio (atentos al abigarrado vestuario que se gastan los Circenses Mandamases de los paniaguados medios sensacionalistas) con apabullantes set pieces realmente conseguidas en la selva donde se desarrollan los juegos.
Durante las casi dos horas y media de metraje, el ritmo no decae y, para cuando llega la íntima y excelente escena final (en la que estamos entregados y rendidos al carisma de la Lawrence) deseamos que la primera parte de ‘Sinsajo’, aterrice cuanto antes en nuestras pantallas.
La insurgencia juvenil ya tiene su Reina: Katniss Everdeen no se postrará ante el poder.
Lo mejor: Jennifer Lawrence y el hecho de que supere con creces a ‘Los juegos del hambre’.
Lo peor: la violencia, cuando toca, no es tan explícita como debería.Tras sobrevivir a los Juegos del Hambre, los adolescentes del Distrito 12, Katniss Everdeen y Peeta Mellark, desfilan como vencedores por el resto de distritos de Capitolio. Recibidos como auténticos héroes, son el símbolo de los rebeldes que pretenden acabar con el Gobierno del Capitolio. El presidente Snow quiere vengarse del dúo y organiza otra competición: el Vasallaje de los Veinticinco, donde los últimos ganadores de los Juegos del Hambre se enfrentan entre sí por la supervivencia final.
Hay dos grandes hechos en ‘Los juegos del hambre: en llamas’, que saltan a la vista a las primeras de cambio.
Primero, la secuela es muy superior al original. Segundo, Jennifer Lawrence es la mejor Katniss Everdeen posible y, también, la razón de que la Saga fantástica juvenil, en su vertiente cinematográfica, gane enteros respecto a los Crepúsculos, Cazadores de Sombras, Percy Jacksons y demás pretendientes al trono que dejó Harry Potter.
Francis Lawrence se revela como un Director mucho más capaz para estas lides que Gary Ross, y opta por sacarle partido a la evidente dimensión política y social de la obra de Suzanne Colins.
A través de las vivencias de Katniss y Peeta, Lawrence reflexiona sobre las aristas de un Estado totalitario cimentado en la represión, donde los juegos no son más que Pan y Circo para mantener a las masas temerosas, y anestesiadas.
Y es aquí cuando Katniss y la excelente actriz que la encarna cobran absoluta relevancia. Jennifer Lawrence hace de esta Arquera tan comprometida como sexy la piedra angular de la película, ganándose a pulso la simpatía e implicación del público.
Con sus miradas, sus movimientos y su solvencia (se nota que ha ganado un Oscar. El primero de muchos, esperemos) interpretativa, capaz de aguantar el envite a actores de la talla de Donald Sutherland y Philip Seymour Hoffman, la joven actriz pone la guinda al pastel de una segunda entrega de mayor envergadura en todos los sentidos respecto a la estimable, aunque a ratos perdida, predecesora.
Francis Lawrence combina el estilo decadente del insaciable Capitolio (atentos al abigarrado vestuario que se gastan los Circenses Mandamases de los paniaguados medios sensacionalistas) con apabullantes set pieces realmente conseguidas en la selva donde se desarrollan los juegos.
Durante las casi dos horas y media de metraje, el ritmo no decae y, para cuando llega la íntima y excelente escena final (en la que estamos entregados y rendidos al carisma de la Lawrence) deseamos que la primera parte de ‘Sinsajo’, aterrice cuanto antes en nuestras pantallas.
La insurgencia juvenil ya tiene su Reina: Katniss Everdeen no se postrará ante el poder.
Lo mejor: Jennifer Lawrence y el hecho de que supere con creces a ‘Los juegos del hambre’.
Lo peor: la violencia, cuando toca, no es tan explícita como debería.
Por: Eduardo Bonafonte Serrano.

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