Por fin puedo decirlo... ¡te echaré de menos, Heisenberg!
Tras digerir el correcto final de 'Breaking Bad', una de las mejores Series que ha dado la televisión, a la altura de 'Los Soprano', 'Roma' o 'Perdidos' (lo sé, cada una en las antípodas de la otra, pero la buena televisión tiene que ser así), ya puedo hablar de Heisenberg con cierta distancia.
Y sí, no me refiero a Walter White, porque Walter nunca existió. Walter era un títere de su destino, en una vida que no quería donde su potencial se tiraba por el retrete y se veía siempre sometido. En su trabajo, en su vida conyugal, en todos los aspectos de su mediocre existencia.
Pero entonces llegó el cáncer, y la necesidad de dejar dinero a su familia cuando el muriera solo fue el detonante para que este Padre de familia y genio de la química se convirtiera en Heisenberg, el mayor y más peligroso narcotraficante de Meta que ha conocido la DEA.
¿Quién fue primero? Ahí está el debate, pero la genial Serie de Vince Gilligan ha ido respondiendo, temporada a temporada, a la pregunta. Cuando Walter quemó el coche del ejecutivo, no socorrió a la novia de Jesse, mintió sistemáticamente a su familia, mató a Gus y ese largo etcétera que le hacía sentirse vivo.
Heisenberg, el único, el que siempre fue, tenía el control de su vida y su destino.
¡Le echaré tanto de menos! Tanto como a Tony Soprano, Sawyer, Tito Pullo, William Adama y todos esos grandes personajes que hacen de la televisión actual todo lo que el Cine quiere y (la mayoría de las veces), no puede. Esos que nos ponen delante de nuestra pretendida y civilizada humanidad, y nos dan un buen guantazo con ella.
Acorralados, somos lo que somos.
Bryan Cranston y sus mil registros, Aaron Paul y su maltratado Jesse; Dean Norris, ese sabueso de la DEA socarrón que acaba convirtiéndose en la némesis del narco, su cuñado, que le hace la vida imposible. Incluso la (injustamente) maltratada Skyler, que aguanta carros y carretas hasta que comienza a postrarse y aprovechar el lado oscuro de los negocios de su marido.
Gracias por 'Breaking Bad' y estos cinco gloriosos años. El hueco del Show tardará en llenarse y Heisenberg es y será marca registrada y leyenda catódica, que va mucho más allá de estampar camisetas y forrarse vendiendo merchandisign.
Ya solo nos queda el recuerdo, la revisión y la realidad de que, dentro de poco... debemos llamar a Saul.
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