Críticas de Cine: ‘La ventajas de ser un marginado’: maravillosa
Charlie (Logan Lerman), un joven tímido y marginado, escribe una serie de cartas a una persona sin identificar en las que aborda asuntos como la amistad, los conflictos familiares, las primeras citas, el sexo o las drogas. El protagonista tendrá que afrontar el primer amor (Emma Watson), el suicidio de su primer amigo y su propia enfermedad mental. Al mismo tiempo, lucha por encontrar un grupo de personas con las que pueda encajar y sentirse a gusto.
De cuando en cuando surge una película llamada a convertirse en objeto de culto y marcar a toda una generación. Ocurrió con ‘Grease’, ‘Reality Bites’, ‘E.T.’ o ‘Casi famosos’, por poner solo algunos ejemplos.
‘Las ventajas de ser un marginado’, basada en la aclamado Libro de Stephen Chbosky, que también escribe y dirige, te llega muy dentro desde el primer momento.
Suena una guitarra, los primeros compases de una canción evocadora, mientras en la pantalla irrumpe la carretera, presagiando un viaje que, como espectadores, viviremos como si fuera el nuestro, plenamente identificados con lo que acontece.
La historia de tres jóvenes amigos en plena adolescencia, maltratados por la vida, confusos y desesperados por encontrar su sitio en el mundo, centra la trama.
Logan Lerman y Emma Watson (epítomes del primer amor), magníficos, irradian una química sincera, plenamente capaces de transmitir con la mirada todas esas cosas que, como adolescentes, muchos de nosotros hemos vivido, y recordaremos echando un poco la vista atrás.
El trío de grandes actores lo completa todo un descubrimiento: Ezra Miller, sin duda lo mejor de la función, despachando un papel excelente de desbordante humanidad, vitalidad y registros.
Intimista, honesta, oscura pero también muy optimista, ‘Las ventajas de ser un marginado’ no dejará indiferente a nadie. Debería ser de visionado obligado para los adolescentes de hoy, y también para los que ahora peinan canas y ven en sus hijos las mismas preguntas que tardaron años en ser respondidas.
Al igual que en la reciente ‘El lado bueno de las cosas’, hay luz al final del túnel, y este canto a la amistad concluye con una mirada amable hacia el futuro, sin obviar ni edulcorar el pasado.
Me alegra (no sabéis cuánto), no encontrar un solo pero a esta película.
Cierto es que os recordará a muchas otras, pero el viaje sin rumbo hacia la madurez viene con la misma falta de instrucciones.
Lo mejor: el trío protagonista.
Lo peor: que no haya productos de este calibre en las Salas, más a menudo.
Por: Eduardo Bonafonte Serrano.
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